lunes, 13 de abril de 2009

Silent Running

Hace meses Microsiervos publicó un artículo sobre las 50 mejores películas distópicas de todos los tiempos (referenciando un Top 50 elegido por un promedio de calificaciones de los fans). Unas cuantas ya las había visto; otras me eran desconocidas, y me puse a la tarea de verlas todas, o al menos las que me sonaran más interesantes. Silent Running, de 1972, está en el puesto 37.


Freeman Lowell, el protagonista (por Bruce Dern)


La Valley Forge alejándose del lado nocturno de Saturno


Lowell enseñando a los robots Huey y Dewey a plantar un árbol

Silent Running es una historia de ciencia ficción situada en un futuro quizá no demasiado lejano en que los bosques y selvas han desaparecido de la Tierra, presumiblemente conquistada por el cemento urbano. Lo que queda de ellas está en órbita cerca de Saturno en una serie de jardines acoplados a naves espaciales. Desafortunadamente, la preservación de las selvas no es una prioridad económica. Ante la orden de destruir los jardines y devolver las naves a usos comerciales, el especialista en botánica de una de ellas se rebela y... bueno, no voy a contar lo que sigue, pero el mensaje final es a la vez triste y esperanzador.

La película es bastante buena en cuando a lo visual (considerando su edad) y razonablemente buena en lo actoral. Hay silencios, hay gestos ambiguos, hay poca violencia, nada de sexo, nada de monstruos ni efectos especiales multimillonarios. Silent Running tiene algunos puntos flojos en lo argumental y no pocos aspectos inverosímiles en lo científico, pero merece ser vista. En otro contexto yo no la hubiera considerado, pero su ingenuidad en ningún momento oscurece su mensaje, sencillo y contundente, ni le quita fuerza a los interrogantes morales que plantea.

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