Por fin la municipalidad de Rosario se ha decidido a hacer lo que debía, y va a demandar a Entre Ríos y Buenos Aires por los incendios provocados en las islas del delta del Paraná, cuyo humo y cenizas nos vienen cubriendo desde hace años, y que se han hecho insoportablemente frecuentes en los últimos meses. (Yo venía siguiendo el tema en D for Disorientation y hoy posteo Rosario sues over the smoke sobre lo mismo.) El intendente Miguel Lifschitz anunció que se planteará una demanda ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, no para pedir reparaciones monetarias sino control.
El intendente de Victoria, Entre Ríos, bajo cuya jurisdicción se encuentran los focos incendiarios más cercanos a Rosario, protestó y dijo que había que seguir conversando, lo cual suena a burla, ya que ni él ni el gobierno de Entre Ríos hicieron nada en años para detener la venta y alquiler de terrenos en las islas, seguida por quemas intencionales para "limpiar" la vegetación.
El delta del Paraná es un humedal, un ecosistema frágil, que no fue hecho para ser quemado y ocupado por ganado o por cultivos. Cuando se aceleró la recuperación económica y subieron los precios de las commodities, las autoridades permitieron que los dueños de la tierra hicieran lo que quisieran, a pesar del daño al medio ambiente y los perjuicios que el humo traía a la salud de los habitantes de Rosario, sin contar los múltiples accidentes viales y clausuras de rutas provocados por la baja visibilidad.
A nivel nacional jamás se hizo nada tampoco, hasta que a principios de este año los incendios se extendieron al sur del delta y el humo llegó a la capital del país. Como, según la sabiduría argentina, Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires, el inexistente problemita de los provincianos se transformó entonces en una EMERGENCIA NACIONAL (con mayúsculas) y el gobierno nacional, en forma tardía e insuficiente, envió algo de ayuda logística para apagar el incendio y permitir que los inquietos habitantes de la París de Sudamérica pudieran huir de vacaciones con visibilidad óptima en las rutas. Y eso fue todo.
Aplaudo al intendente Lifschitz por la demanda, aunque si yo fuera él también pediría dinero.
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