viernes, 16 de enero de 2009

El cerebro es conformista

Acabo de leer vía el sitio de Richard Dawkins un artículo muy curioso publicado por la CNN, Why so many minds think alike ("Por qué tantas mentes piensan igual"), sobre los mecanismos de la conformidad social a través de la presión de los pares, es decir, por qué a veces no decimos nada cuando todos los que nos rodean están de acuerdo en algo que nosotros no aceptamos.

En un estudio se les pidió a un grupo de mujeres que calificaran en una escala la belleza de 222 rostros. Después se las entrevistó y a cada una se le dijo que su calificación estaba por encima o por debajo del promedio grupal (a algunas se les dijo que eran iguales). Después de una corta charla con el investigador, se les pidió a cada una que volviera a calificar los rostros. La mayoría cambiaron sus calificaciones acercándolas al promedio.

En otro estudio se tomaron imágenes del cerebro en funcionamiento mientras la persona miraba proyecciones de formas tridimensionales y decidía cuáles se parecían más a otras formas. En este caso, al contrario que en el otro estudio, había respuestas objetivas. La mayoría de la gente cambió de idea para acercarse a lo que opinaban otras personas. Hasta aquí nada raro. Pero lo impresionante fue que no se trataba de fingimiento..., la gente no pensó y maquinó "voy a decir lo mismo que opinan los demás". Observando la corteza visual (el lugar del cerebro donde se procesan e interpretan las imágenes) se constató que las percepciones de la gente cambiaron: vieron (no simularon ver sino que vieron) lo que los demás estaban diciendo ver. Sus cerebros ajustaron sus imágenes para que se parecieran a las del resto del grupo.

Cuando una persona mantiene una opinión diferente de la de los otros en un grupo, su cerebro produce una señal de error. Una zona del cerebro llamada popularmente "oops area" (en argentino diríamos "la zona ¡epa!") aumenta su actividad, mientras que la "zona de recompensas" se ralentiza, haciendo que pensemos que somos demasiado diferentes. De esta manera, "una desviación de la opinión del grupo es percibida por el cerebro como un castigo", dice un investigador. Otro agrega que "nuestros cerebros están exquisitamente sintonizados con lo que otras personas piensan de nosotros". La conformidad tiene razones evolutivas: ir en contra del grupo, para un animal gregario como el ser humano, no suele ser beneficioso.

Estos hallazgos no son académicos. En los juicios por jurado en Estados Unidos, como los que solemos ver en las series de TV, doce personas tienen que llegar a un veredicto en el que se puede decidir la vida de un ser humano. Hace tiempo que se sabe que este sistema no es justo ni democrático, justamente por el elemento de presión del grupo y la necesidad de llegar a un veredicto unánime.

3 comentarios:

  1. Algo de eso ya había visto yo. Y si, es muy real. El peso del imaginario social no es joda, pero bueno, ya sabés como esto, se le da más bola a un dato numérico "puro" que a cosas "intangibles"(así más no sea por que no puede medirse de forma seria con un número en un papel) como los fenómenos culturales y psicológicos.

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  2. Me parece terrible. El hecho del conformismo cerebral quisiera creer que es algo social, por herencia cultural. En realidad el miedo al cambio en mi paradigma cerebral estaría apoyando a la teoría de no soportar desviaciones y generar conformismo jaja.
    Saludos

    Muy bueno tu blog... te sigo

    Ulises

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  3. Bien, gracias por la información.

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