sábado, 14 de febrero de 2009

Uruguay 2009, parte 2: Colonia

Callecita (by pablodf)
Calle de Colonia

Vieja ciudad (by pablodf)
Otra calle de Colonia

Puerto de Colonia (by pablodf)
Botecitos en el puerto

Espiral de madera (by pablodf)
Escultura de madera en el puerto, de Ricardo Pascale
Llegamos a Colonia el mediodía lleno de sol del viernes 31 de enero. Del barco nos hicieron bajar por un largo pasillo con vueltas, nos dirigieron a la oficina de aduanas, y allí misteriosamente todos los papeles que habíamos completado para inmigrar temporalmente a Uruguay se volvieron innecesarios por un simple gesto de "pasen, pasen" de quien controlaba los bultos; tomamos nuestras valijas de la cinta transportadora e ingresamos al país como si nada, aunque mirando sobre nuestros hombros por si acaso algún funcionario nos corría.

El hostel donde nos alojaríamos estaba a unas buenas cuadras de la terminal portuaria, y en pendiente hacia arriba, pero mal que mal llegamos (Marisa llevó una mochila "de mochilero", grandota y larga; yo una mochila ancha con armazón de caño de hierro, de tipo militar, más bolsas de mano). Era una casa antigua con mucho piso de mosaico, mucha flor, sombra y tranquilidad, en la calle Washington Barbot.

En Colonia sólo teníamos reservada una noche, por lo cual esa tarde la pasamos recorriendo la parte antigua de la ciudad, donde nos encontrábamos, vagando por callecitas empedradas sin rumbo fijo y visitando el puerto, la breve playa de la ciudad vieja, la muralla de la antigua fortificación, y el faro, donde subimos al atardecer. Vimos una carrera de carting en la Av. Gral. Flores, cerrada y rodeada de gente; un evento ruidoso y a primera vista muy peligroso que nos pareció extrañísimo en su contexto.

Colonia es, sin duda, pero además se vende como, un lugar pintoresco, alejado del ruido y de la decadencia urbana moderna, bellamente conservado. Los turistas, en su mayoría porteños de clase media y extranjeros de edad madura y de piel delicada, vienen a ver eso. Jóvenes mochileros y artesanos viajeros los hay, como en todos lados, también, pero ésos son otra clase. Nosotros, jóvenes argentinos del interior con presupuesto ajustado y sin nada que pudiéramos llevarnos, ni cuero ni madera tallada ni nada excepto recuerdos fotografiados, éramos un poco extraños.

Aquí, en nuestro primer día en Uruguay, descubrimos que los helados no son el fuerte de este país. El que nos sirvieron en una esquina era una pasta medio derretida, con poco sabor y demasiado colorante, que costaba casi el doble de lo que en Rosario hubiera costado un helado artesanal más grande y mucho más rico. (Rosario, por si alguien no lo sabe, es la Capital Nacional del Helado Artesanal. El título suena pretencioso, si puedo decirlo yo como nativo del lugar, sólo hasta que uno prueba el helado de otras partes.)

Al día siguiente sólo tuvimos tiempo para un breve recorrido final, en una mañana fresquita, junto al río-mar. Nos aguardaba un viaje de un par de horas hasta la capital, Montevideo.

Continuará...

1 comentario:

  1. Hola! yo estoy planeando un viaje a uru pal carnaval 2010 y queria saber mas o menos cuanto cuestan unas "vacaciones" allá.
    te dejo mi mail, si me podes dar algunos datos joya!
    Hasta luego.
    Ah! mi mail: keila88jordana@gmail.com

    ResponderBorrar