Available in English: The feast of Iemanjá
En la tarde de nuestro segundo día en Montevideo preparamos nuestros implementos para ir a la playa (por primera vez en Uruguay) y a ver lo que prometía ser algo novedoso para nosotros, una ceremonia umbanda en honor a Iemanjá, la orishá del mar.Para quienes no sepan, la religión umbanda es uno de tantos cultos que, llegados a América con los esclavos, sufrieron un proceso de adaptación, crecimiento y fusión con la religión católica predominante. Entre las múltiples variantes del vudú (de Haití y de Louisiana), la santería cubana y el candomblé uruguayo, la religión umbanda (proveniente de Brasil, con epicentro en Bahia) es una más de las que tienen un panteón de dioses y diosas menores, conocidos aquí como "orishás" (escrito orixás en portugués) y que incorporaron y asimilaron las figuras de santos católicos y otras figuras a su visión (esta unión de tradiciones religiosas diversas se llama sincretismo).
Los nombres de los orishás provienen de la lengua yoruba (cuyos dialectos son hablados por 22 millones de personas en África). Iemanjá es como en Uruguay llaman a Yemayá, orishá que gobierna el mar. El 2 de febrero se la homenajea con danzas, cantos y ofrendas de flores y frutos en las playas de Montevideo, donde se acercan sus devotos y miles de curiosos.
Nos habían recomendado ir hasta la Playa del Buceo porque allí, aunque suele juntarse menos gente que en otros lugares, no es tanta como para atraer a vendedores y otros elementos que desvirtúan la idea de la ceremonia. La misma debía llevarse a cabo al anochecer, pero fuimos mucho antes para darle un primer vistazo al río-mar y probar la arena y el agua. Buceo es un barrio; la playa de ese nombre es la siguiente de la conocida y muy coqueta playa de Pocitos, yendo hacia el oeste.
Nos tomamos un colectivo que nos depositó a un par de cuadras de la bajada. Por este acto descubrimos algo extraño sobre Montevideo... Al preguntar cómo llegar a la playa del Buceo, en el hostel, pretendíamos que nos indicaran un colectivo que no pasara muy lejos, que nos arrimara apenas; cuando uno hace un viaje de media hora no es gran cosa bajarse y caminar cinco o diez minutos. Pero en el hostel todos parecían muy preocupados por indicarnos un colectivo que nos depositara casi literalmente en la arena de la playa, y más aún, en algún punto determinado de la misma, y no entendían ni concedían espacio a nuestra imprecisión. Y más tarde, el colectivero, al inquirirle sobre dónde debíamos bajar para ir a la playa, se mostró también muy perturbado, como si hubiésemos tomado un ómnibus en una dirección completamente opuesta a la que queríamos y él no supiera cómo comunicarnos la mala noticia. Esto nos ocurrió un par de veces más. Parece que en Montevideo la gente, al indicar direcciones, tiende a esta precisión; quizá están acostumbrados a que hay ómnibus de todas partes a todas partes, sin necesidad de caminar mucho.
Pero me disperso. Bajamos, pues, un par de cuadras, y allí estaba el mar (técnicamente es todavía el Río de la Plata, pero es tan azul, tan lleno de olas, tan salado, que es una pedantería llamarlo río). La playa no estaba muy poblada; dejamos nuestras cosas y, primero uno y después el otro (todavía teníamos el temor argentino a la inseguridad en la cabeza), nos dimos un chapuzón. Después salimos, nos secamos al sol, nos sentamos a esperar.
Y llegaron. Varias mujeres, menos hombres, no más de ocho o nueve, todos vestidos de blanco, los hombres con un gorrito cilíndrico, las mujeres con grandes pañuelos enrollados a modo de turbantes, menos un tipo que traía un instrumento de percusión que (creo yo) debe haber sido un atabaque (¡gracias Wikipedia!) y una mujer vestida de manera diferente a las demás, con un vestido largo color celeste y telas semitransparentes del mismo color, y pañuelo al tono en la cabeza, además de collares y adornos. El hombre del atabaque, oscuro y arrugado, se puso a batirlo con ritmo movedizo; la mujer de celeste parecía dirigir la ceremonia. Trajeron a la arena un barquito celeste de madera, pusieron velas sobre él, y un gran manojo de claveles blancos dentro, y todos los vestidos de blanco bailaron, primero sólo revoluciones alrededor del barco, luego rotaciones sobre sí mismos, con pasos ligeros con pies descalzos. Se elevó un cántico, luego otro. Algunos giraban con la vista en el suelo, otros movían las manos en gestos precisos, fuertes, rituales. Cada tanto una u otra de las mujeres caía al suelo y se postraba y besaba la arena, se levantaba, continuaba su plegaria cantada y bailada.
El público congregado contemplaba con tranquilidad, en un círculo cerrado, no más de dos o tres docenas de personas. La danza terminó. La mujer de celeste dio unas indicaciones, y el barquito fue levantado y llevado por los devotos a la orilla. Se internaron en el agua, y uno de los hombres lo acompañó, sorteando las olas que le llegaba arriba del pecho, hasta que se hundió o se fue mar adentro. Iemanjá había aceptado la ofrenda.
Más tarde, cuando ya nos íbamos a caminar por la playa, nos cruzamos con otro grupo de devotos. Éstos eran distintos: llevaban vestidos de colores, ofrendas de flores y también de fruta (sandía), y unos estandartes de tela colorida con figuras que no pudimos distinguir. Venían caminando y cantando por la rambla, y se dirigían al Buceo. No los seguimos, excepto con la vista. Estaba atardeciendo.
Finalmente llegamos a Pocitos, donde decidimos que ya había sido suficiente tanto sol y tanto caminar, y nos sentamos en un restaurantito. Tomamos una cerveza y comimos empanadas de mariscos y rabas (que me cayeron como una bomba). Marisa estaba bastante cansada, y yo no menos, pero la convencí de que volviéramos al Buceo para ver si había pasado algo más, ya que nuestro informante montevideano había dicho que el verdadero espectáculo era por la noche. Emprendimos la vuelta. Llegando a la playa del Buceo otra vez, vimos en la penumbra un movimiento de gente, además de unos misteriosos puntos de luz en la arena.
Resultó que se habían montado allí infinidad de altares, adornados con toda una parafernalia de tules y guirnaldas y luces de navidad, figuras y figurines y velas de colores; muchos grupos de devotos umbanda estaban allí bailando y cantando o imponiendo las manos a la gente para "descargarla". En la arena había incontables huecos cavados a mano, cada uno con una o varias velas encendidas, protegidas del viento, y muchas familias que todavía seguían llegando traían termo y mate y se ponían a hacer más huequitos. Había, si se me permite la expresión, buena onda en esa noche fresca y llena de murmullos al lado del mar.
Llegó la hora de volver, y entonces descubrimos que no sabíamos cómo. Habíamos perdido toda referencia. Fuimos a esperar un ómnibus a donde vimos una parada, pero nunca llegó. Estábamos nerviosos y cansados. Buscamos y dimos vueltas, hasta que encontramos el lugar por donde habíamos venido a la tarde. Tomamos un colectivo, que se rompió a los diez minutos. A los diez minutos de eso vino otro, no el mismo, pero que nos acercó (otra vez tuvimos que explicarle al chofer que sí, queríamos ir a la Ciudad Vieja, pero no, no había problema si nos dejaba a tres cuadras de la Ciudad Vieja, para nosotros daba lo mismo). Nos bajamos cerca de la Puerta de la Ciudadela, creo. Cinco cuadras de fresco y oscuridad, y finalmente el descanso del hostel.
Continuará...
muy lindo es el 2 de febrero en montevideo imanja ayuda mucho da mucho omio salve mae que fiesta linda que cantidad de jente de todos lados ay que ofrecer a imanja ayuda mucho
ResponderBorrarQUE HERMOSURA ES LA FIESTA MAE IMANJA MAE RINA SARAVA PARA SU MAE AQUI TENGO RIO USTEDES SUERTE TENER MAR PARA OFRECER PEDIR A ESE ORISA TAN HERMO
ResponderBorrarSO ASEEE MUY LINDO ESTA PAGINA
soy debota de iemanja mi mama es umbanda . yyo soy como ella megustaria que una mai o pai se comunicara con migo . soy de argentina .... NO HAY FIESTA MAS HERMOSA QUE LA DE IEMANJA el verano del 2009 tube la suerte de estar en uruguay con mi mama y poder ir a esa fiesta.... si me dejan un correo electronico yo los contacto besos ....
ResponderBorrarHOLA ,,SOY XIMENA ARGENTINA SOY MUY DEVOTA DE DE LA MAI IEMANJA ES HERMOSA DE POR SI ES UNA DE LAS FIESTA ,MAS LINDAS Y PRESIOSA Q HE VISTO COSTA ATLANTICA EN MAR DE TYU HCE 2AÑOS ,,ELLA ME HCE VER Y DECIR LO Q PASA CON LA GENTE PORQ SERA MIRA YO NO ESTOY EN LA RELIGUION AUNQ ESTOY POR BAUTIZARME ES ALGO MAS FUERTE Q YO LO LLEVO EN MI ALMA ,,SERA Q SIN QRER TGO MI MEDIA UNIDAD O SERA Q LE HE PEDIDO MUCHO A ELLA DESDE YA LE DOY GRACIAS POR HBERME ESCUCHADO ESPERO IR ESTE AÑO A DEJARLE MI OFRNDA Q DESDE YA HCE PERDI LO MAS SAGRADO Q ES MI PADRE P BUE VIDA SIGUE Y POR ESO AUN ME AFERRO MAS A ELLA MAI IEMANJA
ResponderBorrarSoy hija de la Mae Rina de Iemanja y me he emocionado mucho al ver este informe, de ver a nuestra Guia alli dirigiendo la ceremonia que nosotros brindamos todos los años para la Mae Iemanja. Esta año los esperamos el dia 30 de enero de 2010 a las 22hs. en Av. Calcaneo y Rambla Costanera Shangrila llegaremos en precesión
ResponderBorrarGracias a quien realizo el informe de la mae Iemanja
amo a imanja.. algun dia voy a ir al mar el 2 de febrero..te amo imanja..
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