Grandes lagos en un satélite de Saturno

Se acaba de confirmar, estudiando estudiando imágenes de la sonda espacial Cassini, que en Titán (la más grande de las lunas de Saturno) hay grandes lagos de hidrocarburos ligeros.

Hasta hace no mucho, Titán era un misterio. Es el segundo satélite más grande del sistema solar, un 50% más grande que nuestra Luna, e incluso más grande que Mercurio; si no orbitara al inmenso Saturno sería un planeta por derecho propio. Es el único satélite que tiene una atmósfera densa. Pero esa misma atmósfera contenía una niebla anaranjada que impedía ver con claridad lo que había en la superficie. Muchos creían que había océanos allí abajo, pero no podía saberse.

Ahora se confirmó que hay, si no océanos, grandes extensiones de líquido en Titán. Esto es único en el Sistema Solar, aparte de la Tierra. Pero los lagos de Titán no son de agua, que allí, a −184 °C, estaría congelada. Son de una mezcla de etano, metano y otros hidrocarburos ligeros (similares al gas natural o al butano de los encendedores), que a temperaturas tan bajas son líquidos. (Obviamente no hay oxígeno en cantidades apreciables en Titán, ya que si lo hubiera reaccionaría con los hidrocarburos y todo volaría en una gran explosión.)

Titán se parece a una copia extraña de la Tierra: tiene clima y estaciones, dunas en la arena, líneas costeras, y canalitos y arroyuelos formados por las lluvias y el escurrimiento del etano y el metano líquidos que llueven desde nubes de gas natural, desde una atmósfera de nitrógeno. A veces nieva metano o acetileno. También hay volcanes, que en vez de roca derretida escupen una mezcla de agua líquida y amoníaco. Algunos creen que hay océanos de amoníaco líquido, o una costra gruesa de hielo de amoníaco, bajo la superficie.

En algunos aspectos, Titán se parece a la Tierra cuando la vida no había surgido en ella. Hay exobiólogos que se entusiasman por esto. Pero Titán es muchísimo más frío y las posibilidades de que surja la vida allí son mucho menores. No obstante, todavía nos falta explorar y entender bastante, tanto de Titán como de nuestro propio planeta.