Un "vidente", un tal Cirilo Herrera, afirma que Sofía, una niña desaparecida hace un mes, está en algún lugar de la provincia de Catamarca y que "fue raptada y trasladada en un automóvil Fiat color rojo hasta esta provincia, donde permanece cautiva, aunque con vida". Ante esta revelación, la policía, por orden de la fiscal Patricia Olmi, estableció un cordón de controles en todas las salidas de esa jurisdicción.
Un vidente, para que quedemos claros, es un tipo que dice que "ve" o "percibe" de alguna forma (distinta de aquellas disponibles para el común de los mortales) sucesos presentes, pasados o futuros. Típicamente son muy imprecisos, y en general no aciertan, pero debido a lo que se llama sesgo de confirmación, la mayoría de la gente sólo recuerda los escasos pronósticos que sí acertaron y pasa por alto los mucho más frecuentes errores (y aclaremos que los "aciertos" suelen cubrir un área bastante extensa, en proporción a la credulidad de los oyentes).
Provoca vergüenza ajena que un funcionario público preste oídos a tales estupideces, más propias de la Edad de Bronce que del siglo XXI, pero como la justicia y la policía argentinas son notoriamente corruptas e ineficientes, es natural que no descarten ninguna posibilidad, incluso si no creen en ella, para al menos hacer ver que se están preocupando por el tema.
Para ser coherentes, sin embargo, y respetar la base eminentemente naturalista de las investigaciones legales y forenses, sugiero que, si efectivamente se encuentra a la pobre Sofía viva, en Catamarca, y si efectivamente fue secuestrada en un Fiat rojo, entonces se procese e investigue penalmente al susodicho vidente por encubrimiento o complicidad presunta, a menos que pueda demostrar a los peritos científicos cómo llegó a tal precisión por otros medios.
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