miércoles, 24 de septiembre de 2008

Federalismo a la porteña

Confirmando que Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires,* la Presidenta de todos los argentinos, Cristina Fernández de Kirchner, firmó un decreto añadiendo al presupuesto 4.000 millones de pesos extra para subsidios al transporte... todo para la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Esta millonada es parte de los 36.000 millones que Cristina decidió manejar por su cuenta, sin que nadie le recordara que los infinitamente abusados "Decretos de Necesidad y Urgencia" deben ser aprobados por el Congreso en un plazo corto, y que le "sobraron" al presupuesto luego de que se subestimara a propósito el crecimiento del PBI y de la recaudación fiscal del año, como se viene haciendo desde los tiempos de Néstor.
*Dios no existe, por supuesto, pero sigámosle la corriente al refranero.
Los ciudadanos de Buenos Aires, la ciudad con mejor nivel socioeconómico del país, pagan menos de 1 peso por un boleto de ómnibus urbano o de subte, menos todavía por un boleto de tren. En la mayoría de las ciudades del interior pagamos $1,50 y de ahí hacia arriba (no tenemos trenes, porque entre Perón, los militares y Menem los hicieron mierda). En Rosario nos aumentaron a $1,60 hace pocos meses, a la espera de que el gobierno "federal" nos asignara algo de esos subsidios extra que se esperaban, ya que en realidad el boleto debería costar más. Dado que no ocurrió, es muy posible que haya un aumento más este año (creo que el tercero) o bien a comienzo del año que viene.

Se entiende que el gobierno subsidie los trenes del área metropolitana del Gran Buenos Aires porque se trata de uno de los lugares más superpoblados y con peor calidad de vida, no de Argentina, sino de todo este continente, a pesar de haber sido gobernado por el mismo partido de la Presidenta (el de la justicia social y la redistribución del ingreso) desde tiempos inmemoriales, y de que Cristina se la pasa inaugurando cosas y entregando cheques por ahí. El servicio ya anda espantosamente mal, hasta el punto en que los pasajeros cada tanto incendian una formación de trenes en protesta; imaginen si encima les cobraran 50% más.

Lo que no se entiende es que la Presidenta también regaló 590 millones de pesos a la prácticamente quebrada Aerolíneas Argentinas, y otros 490 millones a otras empresas aéreas cuyos nombres no se ha dado a conocer. En este país son muy pocos los que viajan en avión, y ninguno de ellos es pobre. A riesgo de sonar kirchnerista, diría que los que más tienen deberían ayudar a los que tienen menos, o sea, el gobierno debería dejar de ayudar a sus empresarios amigos y permitir que las aerolíneas quiebren, se reorganicen, y cobren lo que deban cobrar para autofinanciarse sin subsidios (es decir el doble o triple de lo que están cobrando ahora), mientras que el dinero ahorrado se utiliza, sí, para subsidiar el transporte público popular de todo el país.

Tampoco se entiende cómo la provincia más grande y productiva del país (y coincidentemente, también gobernada por el partido de la Presidenta) no puede financiar su propio sistema de transporte, ni ayudar a los ciudadanos del Gran Buenos Aires a que salgan de la pobreza y el hacinamiento. A lo mejor a Buenos Aires le convendría exportar ciudadanos; mientras que en al área metropolitana viven casi un tercio de los argentinos, hay regiones del país que están subpobladas. Si se traen los subsidios con ellos, estoy seguro de que serán bienvenidos.

El Congreso se despertó un poquito después de lo de las retenciones, y ahora están discutiendo otras cosas importantes, pero estaría bueno que alguien levantara la cabeza y le dijera a Cristina que suelte la chequera. Mejor todavía, que le saquen la chequera a Cristina, ya que ella no tiene nada que hacer manejándola.

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