lunes, 22 de septiembre de 2008
No a la quema - Sí a la reserva natural
El sábado pasado (20 de septiembre) fuimos hasta la cabecera del Puente Rosario–Victoria (en el límite entre los municipios de Rosario y Granadero Baigorria) para escuchar una declaración en contra de la quema de pastizales en las islas del delta del río Paraná, y a favor de la preservación del ecosistema de las islas, que es un humedal con una variedad de flora y fauna.
Allí nos dieron este folleto, que nos convoca a saludar el paso de una caravana náutica el día sábado 27 de septiembre, como forma de hacer un "abrazo a las islas". La caravana saldrá de Costa Alta, cerca del puente, y bajará por el río a lo largo de la costa.
Los incendios en las islas son asunto de larga data, pero últimamente se han vuelto mucho más grandes, afectando no sólo la estética de las islas, sino la salud de los rosarinos y la seguridad en las rutas. Cuando el viento sopla para nuestro lado, el humo invade la ciudad y desencadena reacciones alérgicas e irritaciones en los ojos, nariz y boca. Las cenizas llueven sobre la ciudad. Las rutas invadidas por el humo (a veces en combinación con neblinas) se vuelven inseguras, causando accidentes automovilísticos y obligando a veces a clausurar los accesos a la ciudad.
A todo esto el gobierno de Entre Ríos y la municipalidad de Victoria, bajo cuya jurisdicción se encuentran las islas del delta, han respondido con indiferencia o con explicaciones ridículas. El gobierno nacional, en especial la Secretaría de Medio Ambiente, ha mostrado una total falta de interés e inoperancia, dándose por enterado del problema (que lleva años) sólo cuando la Ciudad de Buenos Aires se vio llena de humo. El negocio de los arrendamientos de tierras fiscales pasó por encima de consideraciones ecológicas y del daño causado a Rosario y a otras ciudades situadas a la vera del Paraná.
Los incendios provocados continuaron. Cuando la ciudad presentó una demanda en la Corte Suprema de Justicia para que cesaran, y en el Senado de la Nación se presentó paralelamente un proyecto para crear una Reserva Natural en las islas del delta, el gobernador de Entre Ríos reaccionó acusando a Rosario de querer robarle un pedazo de su territorio, y el intendente de Victoria dijo que Rosario, que tiene un "presupuesto multimillonario", debería ayudar a la pequeña Victoria a apagar los incendios. Esto es una hipocresía. Los incendios son intencionales, se puede saber quiénes son los dueños de las tierras, y hay leyes que permitirían castigarlos. Si hay focos de fuego fuera de control, es porque se hizo la vista gorda a quienes los iniciaron. Y si hace falta dinero para controlarlos, hay un gobierno nacional al que se le pueden pedir.
El "abrazo a las islas" no tiene como fin solamente la protesta. Quejarse es uno de los pasatiempos favoritos de todos los argentinos. Los rosarinos venimos quejándonos del humo desde hace tiempo. Es hora de hacer algo positivo. La idea de la reserva natural es buena y hay que pelear para que se concrete, al mismo tiempo que reclamamos que termine la destrucción y la contaminación.
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